miércoles, 7 de mayo de 2008

Tragedia en el Techo de la Patagonia

Iba a publicar como título ¨ Muerte en el techo de la Patagonia ¨ pero me pareció un poco agresivo, así es que lo modifiqué.
Si bien es cierto que al fin y al cabo ocurrió una nueva muerte en esta montaña, no dejaré de lado mi comentario al respecto debido a que muchos me llamaron (amigos y familiares) preocupados por la noticia y me decían, cuando se enteraban que nadie de mi equipo había sufrido esa desgracia, ¿Y vos, que opinas?

En principio es un hecho lamentable claro está, pocas personas en la historia del montañismo han ido a una montaña en busca de su muerte. Este muchacho por lo que cuentan las versiones, andaba solo en el Domuyo y se encontró con otros tres andinistas quienes lo acoplaron a su sueño de concretar la cumbre. Cuando venían descendiendo estos 3 muchachos, perdieron de vista al que en un momento se presentara como Pablo, un joven oriundo de Bariloche (Río Negro).

Según lo que describe el Diario Río Negro en su edición impresa del día 25 de abril de 2008, es que vendrían bajando del Domuyo y habría desaparecido tras resbalar en el hielo precipitándose a un glaciar aproximadamente a los 4.350 metros SNM. También menciona este diario que sus compañeros intentaron socorrerlo pero solo habrían encontrado manchas de sangre por lo que desicidieron ir a pedir ayuda al pueblo de Varvarco ubicado a 50 kilómetros.

Ahora bien, como no tenemos más información al respecto y como nadie aporta su granito de arena como para tratar de sacar en claro varias cuestiones que podrían ser de utilidad para otras personas que se encuentren en una situación de similares características, decidí escribir al respecto ya que siempre lo hago.

Después de lo ocurrido todo rondó en base a las carencias y agradecimientos a gente de Chos Malal. Está bien que participaran del rescate, cualquiera lo hubiese podido hacer desde el punto de vista humanitario y montañero, pero nadie nombró también a aquellos voluntarios del pueblo de Varvarco que también colaboraron, porque también están allí y permanentemente. Muchas felicitaciones a la labor para algunos y para otros poco y nada.

¿Qué se puede hacer ante una situación similar?
Bueno, me consultaron varios al respecto y la conclusión desde mi humilde punto de vista sería el siguiente:
Si hay varias personas en el lugar del accidente y solo encuentran manchas de sangre, nadie debe descartar la posibilidad de que esté con vida el excursionista hasta que se demuestre lo contrario en un 100 x 100 de veracidad. La única forma de saberlo es teniendo el contacto face to face con el cuerpo. Otra cuestión importante al momento de decidir ir en busca de ayuda es que alguien a través de gritos fuertes trate de mantener un contacto con la persona accidentada. Si después de reiterativos gritos de llamados y sin nada de respuesta esto no significará que la persona accidentada se encuentre sin vida sino que puede estar inconsciente debido a un golpe.

Dependiendo del lugar podremos analizar cuánto tiempo podría tardar en llegar la ayuda pertinente por lo que deberemos también evaluar si el herido podrá soportar inconscientemente ese tiempo bajo ciertas condiciones hasta que llegue el auxilio. Esas condiciones podrían ser: lluvia y una posible inundación del foso, temperaturas bajo cero o sobre cero según el lugar en que se encuentre, viento (y su correspondiente sensación térmica) o en el peor de los casos ¨nieve¨. Ante estas posibles situaciones podríamos tirarle una mochila con provisiones, abrigo ó un calentador, pensando siempre en positivo en que la víctima podría recuperarse imprevistamente después del golpe.
Quedarse alguien cerca para alentarlo a que la ayuda está en camino podría ser otra alternativa, pero en este caso deberá evaluarse un riesgo secundario si no se está bien preparado con el equipo necesario para aguantar hasta que vengan a socorrerlos. Siempre es bueno alentar a un accidentado ya que le levantará el ánimo y por consiguiente si está mal herido le dará más ganas de continuar con vida que de desfallecer.

En fin...
Podría continuar escribiendo pero tengo otras cuestiones que hacer en este momento. Este es mi Blogg, podrán estar o no de acuerdo con mis escritos pero por eso existe la libertad de expresión ¿o no? bueno, de ultima pregúnteselo a Cristina.

Le mando un saludo a Pablo, y sí, lo sé, a cualquiera le hubiese ocurrido inclusive a mi mismo, pero bueno me quedaré más tiempo acá en la tierra para seguir transitando alguna que otra montaña y tal vez escribiendo para entretener el tiempo que se sienta al lado mío y me observa.

¡Saludos!

3 comentarios:

JuanJo dijo...

Que actualidad toma tu nota con el caso del Guía del Aconcagua, que no sólo priorizó a sus guiados, sino que se enfrentó a una muerte de mierda, sólo y conjelado. Que dura la decisión de dejarlo, si no lo hubieran hecho, hubiesen sido más los muertos. Que fea es la experiencia de un accidente de montaña donde nos damos cuenta que poco podemos hacer por nosotros mismos cuando estamos en estos espacios tan grandes. No llego ni a montañista amateur pero tuve un accidente con un grupo de alumnos en el Catedral, en 1974, donde tenés todo a mano, dos se golpearon feo quedaron inconsientes, pero te insisto si comparo con el Domuyo, al que he visitado en Aguas Calientes, el Catedral es como estar en la puerta del Hospital, pero la impotencia que sentí, menos que una hormiga, no quiero pasar una situación en donde deba dejar al accidentado para buscar ayuda a 50 Km.
Muy bueno tu blog.

JuanJo

Javier dijo...

Gracias por tu opinión! Saludos cordiales! javier.

R dijo...

Muchas veces por simples descuidos evitables se pasa de una montaña fácil, casi una caminata, a una tragedia. No conozco los detalles del caso, pero nunca viene mal informar (hasta el hartazgo) las acciones mínimas de seguidad a tomar cuando se escala y en especial saber qué hacer cuando hay accidentes. Por mi parte admito que uno hace "boludeces" por el simple hecho de probarse (y si las he hecho!), pero es como gastarse las vidas del gato, a la larga o la corta, una roca suelta una grietita en el hielo a media flor, un líquen bajo el zapato a 70 grados de pendiente y no la contas... la moraleja de estas historia es insistir con el tema seguridad, tratar de que la gente improvise lo menos posible, incluso pondría carteles sobre los tres lados del Domuyo donde en general se arman campamentos bases (o al menos sur y oeste) informando los procedimientos mínimos en caso de accidente. Saludos cordiales